Frases de Confucio


551 AC-478 AC. Filósofo chino

Nació en el pueblo de Qufu en el antiguo país de Lu, actual provincia de Shandong, en el seno de una familia de terratenientes noble, el clan de los Kong. Su padre murió tres años después que Confucio naciera, y dejó a la familia en la pobreza; Confucio, a pesar de ello, recibió una esmerada educación. Siendo aún joven, trabajó para la administración del estado de Lu. Su primer trabajo fue en los graneros estatales, y llegó a alcanzar el rango de Ministro de Justicia. Dimitió del cargo años más tarde ya que no estaba de acuerdo con la política que seguía el príncipe. Una de sus grandes influencias fue Zi Zhaan, primer ministro de Cheng, quién introdujo el primer código jurídico en China. A los 50 años empezó sus enseñanzas. Solía viajar de un lado a otro instruyendo a los contados discípulos que se reunían en torno a él. Su fama como hombre de saber y carácter, con gran veneración hacia las ideas y costumbres tradicionales, pronto se propagó por el principado de Lu, y luego a toda China. En un principio sus ideas no fueron bien aceptadas hasta que los gobernantes descubrieron que las enseñanzas de Confucio aseguraban que ellos eran los únicos que tenían que gobernar al pueblo. A partir de la dinastía Han, diversos emperadores se inspiraron en la obra de Confucio para organizar la sociedad china. En los siglos posteriores sus enseñanzas ejercieron una poderosa influencia en la filosofía china y en la historia de China. Fuente: Wikipedia

Frases de Confucio:
- Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.
- La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas.
- Si no estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz.
- Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos.
- Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes.
- Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber.
- Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.
- ¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.
- Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente.
- Debes tener siempre fría la cabeza, caliente el corazón y larga la mano.
- Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.
- Donde hay educación no hay distinción de clases.
- Por muy lejos que el espíritu vaya, nunca irá más lejos que el corazón.
- Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de un ejército que despojar a un miserable de su libertad.
- Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro.
- Una voz fuerte no puede competir con una voz clara, aunque ésta sea un simple murmullo.
- El silencio es el único amigo que jamás traiciona.
- Sólo los sabios más excelentes, y los necios más acabados, son incomprensibles
- Un hombre sin virtud no puede morar mucho tiempo en la adversidad, ni tampoco en la felicidad; pero el hombre virtuoso descansa en la virtud, y el hombre sabio la ambiciona.
- Se puede quitar a un general su ejército, pero no a un hombre su voluntad.
- El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor.
- Es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero es seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto.
- Sin no conoces todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?
- Un hombre de virtuosas palabras no es siempre un hombre virtuoso.
- Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo.
- El más elevado tipo de hombre es el que obra antes de hablar, y practica lo que profesa
- Es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero es seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto.
- Gobernar es rectificar.
- La naturaleza hace que los hombres nos parezcamos unos a otros y nos juntemos; la educación hace que seamos diferentes y que nos alejemos.
- Si no estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz.
- Cometer un error y no corregirlo es otro error.
- La conducta del sabio es como el agua: carece de sabor, pero a todos complace; carece de color, pero es bella y cautivadora; carece de forma, pero se adapta con sencillez y orden a las más variadas figuras.
- No veo ningún rey sabio. Nadie puede escucharme. Tengo que morir.
- Nunca olvidéis, discípulos, que un gobierno opresor es más cruel que un tigre.
- Pensar dos veces ya es bastante.
- Cuando se sabe una cosa sostener que se sabe y cuando no se sabe admitirlo, ese es el verdadero conocimiento.
- Por naturaleza, los hombres son muy parecidos entre sí. Son el saber y la experiencia lo que los diferencia.
- Saber lo que es equitativo y no hacerlo, he ahí la cobardía.
- Cuando salgas de tu casa, procura ir como si fueras a encontrarte con una persona importante.
- No hagas a los otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
- "Cuando veáis a un hombre sabio, pensad en igualar sus virtudes. Cuando veáis un hombre desprovisto de virtud, examinaos vosotros mismos."
- Los hombres de principio son siempre audaces, pero los audaces no siempre son hombres de principios
- el que esta callado tiene la piel de un cordero y muerde con la boca cerrada
- El idiota grita, el inteligente opina, el sabio calla.
- Paga el bien con el bien, pero el mal con justicia
- Entristécete no porque los hombres no te conozcan, sino porque tú no conoces a los hombres - El lenguaje artificioso y la conducta aduladora rara vez acompañan a la virtud
- El más elevado tipo de hombre es el que obra antes de hablar, y practica lo que profesa.
- Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes.
- Sólo el virtuoso es competente para amar u odiar a los hombres.
- Lo que quiere el sabio, lo busca en sí mismo; el vulgo, lo busca en los demás.
- La virtud no habita en la soledad: debe tener vecinos.
- Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro.
- Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo; cuando veas a un hombre malo, examínate a ti mismo.
- Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil.
- Sabemos tan poco acerca de la vida. ¿Cómo podremos saber algo acerca de la muerte?
- El hombre superior es persistente en el camino cierto y no sólo persistente.
- El mal no está en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas.
- El tipo más noble de hombre tiene una mente amplia y sin prejuicios. El hombre inferior es prejuiciado y carece de una mente amplia.
- Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.
- La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas.
- Yo no procuro conocer las preguntas; procuro conocer las respuestas.
- No debes quejarte de la nieve en el tejado de tu vecino cuando también cubre el umbral de tu casa.
- No pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación.
- No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino.
- Cuando sepas una cosa sostén que la sabes; cuando no la sepas, confiesa que no la sabes. En eso está la característica del conocimiento.
- Aprender sin pensar es inútil. Pensar sin aprender, peligroso.
- Si pudiéramos aprender, por la mañana, lo que es justo, deberíamos darnos por satisfechos con morir por la tarde.
- Un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus actos.

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